En Mujeres del Mar, celebramos a las mujeres que están transformando el ámbito de la conservación marina. Hoy tenemos el honor de entrevistar a María Mercedes Arévalo Aranaga, venezolana con una impresionante trayectoria en la gestión sostenible y la gobernanza de océanos. Mercedes nos comparte su historia, desde sus inicios en el Mar Caribe hasta su actual rol en las Naciones Unidas, y nos habla sobre los desafíos, logros y su visión para el futuro de la conservación marina.
Entender que para conservar los océanos debes integrar a los actores y crear relaciones armoniosas y efectivas entre ellos para lograr un fin es el mayor reto. Estos actores tienen valores, formaciones e intereses diferentes: algunos ven los océanos como fuentes de ingresos, otros como su hogar y fuente de bienestar, y otros como un espacio para la construcción o el transporte.
¿Podrías presentarte, por favor?
Mi nombre es María Mercedes Arévalo Aranaga, venezolana, caribeña y atlántica.
¿Cuál es tu profesión o rol actual?
Mi profesión es una mezcla de varias áreas: tengo una licenciatura en Estudios Internacionales (diplomacia) y una maestría en Gestión Sostenible y Gobernanza de Océanos. He trabajado en el área de cambio climático desde 2018. Actualmente, estoy en un programa de fellowship en la División de Océanos y Ley del Mar de las Naciones Unidas en Nueva York, donde investigo el liderazgo de las mujeres en proyectos de adaptación al cambio climático basados en ecosistemas en sus comunidades. marino-costeras.
¿Qué te inspiró a seguir una carrera relacionada con el océano?
De niña crecí jugando en el Mar Caribe. Muchos de mis recuerdos son con mi familia en la playa: jugaba con la arena, pasaba horas buceando con snorkel, observando el silencioso y dinámico mundo marino en los corales, acostada en una hamaca con mi madre viendo el mar, o el recuerdo de mi padre enseñándome a nadar y a flotar.
Recuerdo la primera vez que vi una ballena con su ballenato, un tiburón, delfines, sepias, aguamalas, anguilas, pulpos, erizos… Esos momentos se quedan grabados en el alma. Quise estudiar biología marina o veterinaria, pero por decisión de mi padre, estudié diplomacia. Sin embargo, quizás inconscientemente, una siempre vuelve a donde fue feliz, y decidí trabajar en el área ambiental. Lo demás se fue dando por añadidura.
¿Podrías describir tu trayectoria profesional y cómo llegaste a tu posición actual?
Mi madre siempre me dijo que, así como en el béisbol, una debe estar bien posicionada; en el lugar correcto, y atenta; preparada para batear la pelota que la vida te lance… Creo que estar enfocada en mi desarrollo profesional y personal me ha ayudado a conseguir y aplicar a nuevas oportunidades, que gracias a Dios han abierto nuevas puertas.
Para hacer el cuento corto, al graduarme de la licenciatura comencé una maestría. Después de varios años trabajando y estudiando, me recomendaron trabajar en el área del mismo tema que estudiaba para mi tesis, así que acepté un trabajo en Cambio Climático. Esta experiencia laboral fue decisiva para poder obtener una beca y estudiar en la World Maritime University, ya que quería especializarme en cambio climático y océanos.
Graduada de la WMU y con el título de máster, me ofrecieron una posición en diseño de políticas de adaptación al cambio climático en Venezuela, la cual acepté con los ojos cerrados, pues me daba la oportunidad de poner en práctica en mi país lo aprendido. Esto me ayudó a conseguir una beca completa en el Instituto de Altos Estudios Internacionales y del Desarrollo de Ginebra, donde estudio una maestría en Estudios del Desarrollo Internacional con mención en sostenibilidad y medio ambiente. Mientras terminaba el primer semestre, apliqué para el Programa Hamilton Shirley Amerasinghe Memorial Fellowship de las Naciones Unidas. Mi proyecto sobre mujeres, adaptación al cambio climático, ecosistemas y comunidades marino-costeras fue aprobado, y aquí me encuentro desarrollando la investigación.
Mi madre siempre me dijo que, así como en el béisbol, una debe estar bien posicionada; en el lugar correcto, y atenta; preparada para batear la pelota que la vida te lance… Creo que estar enfocada en mi desarrollo profesional y personal me ha ayudado a conseguir y aplicar a nuevas oportunidades, que gracias a Dios han abierto nuevas puertas.
¿Cuáles han sido los desafíos más significativos que has enfrentado en tu carrera?
El continuo aprendizaje es en sí un desafío, es un proceso sin fin de construcción y deconstrucción de conceptos, ideas, tendencias y maneras de ver el mundo. Además debes aprender mucho sobre especies y ecosistemas, meteorología e hidrología, ingeniería y física, arquitectura, salud humana, política y economía, técnicas de negociación y comunicación.
Entender que para conservar los océanos debes integrar a los actores y crear relaciones armoniosas y efectivas entre ellos para lograr un fin es el mayor reto. Estos actores tienen valores, formaciones e intereses diferentes: algunos ven los océanos como fuentes de ingresos, otros como su hogar y fuente de bienestar, y otros como un espacio para la construcción o el transporte. Lograr crear planes que puedan integrar de manera verdaderamente sostenible algunos de sus intereses, mientras intentas enseñar la importancia de la conservación, es un proceso arduo que te enseña mucho.
¿Cuáles consideras que son tus mayores logros en tu carrera?
Considero que mi mayor logro es una mezcla entre poder dedicarme a lo que me gusta y me apasiona, y trabajar en lo que creo que es importante y añade valor al mundo.
¿Cuáles son tus objetivos futuros en tu trabajo?
Deseo tener mi propia empresa de consultoría en sostenibilidad y resiliencia climática, así como una fundación que apoye el empoderamiento de mujeres vulnerables al cambio climático, para que puedan crear soluciones sostenibles.
¿Hay alguna persona en particular (¡especialmente una mujer!) que haya influido significativamente en tu carrera?
A nivel personal, me inspiran mi madre y mis dos abuelas, mujeres fuertes que hicieron frente a circunstancias adversas con amor y valentía.
En el aspecto profesional, han habido muchas mujeres que me han inspirado. Quizás no como roles fijos a seguir, pero sí como fuentes de inspiración. Me deleito al ver a mujeres fuertes en posiciones de liderazgo o toma de decisiones. Es un sentimiento de admiración y respeto que, sin importar si llegamos a conocernos o a ser íntimas amigas, me hace sentir conectada con ellas y les deseo lo mejor.
¿Qué habilidades o conocimientos crees que son esenciales para alguien que comienza en la conservación del océano?
Entre las habilidades suaves, considero que es importante tener un deseo insaciable por conocer, aprender y descubrir, una curiosidad entusiasta, un altruismo infinito y el ímpetu de tomar acción. La perseverancia y la esperanza te ayudan a continuar en el camino de la conservación, aun cuando ves que la gente, los políticos y el mundo en general no toman las decisiones correctas rápidamente.
La humildad te ayuda a reconocer que no tenemos todas las respuestas, que nadie es mejor que nadie, y que todos estamos haciendo lo mejor que podemos. Por eso, necesitamos ser amables y acompañarnos en este proceso de cambiar nuestra visión del mundo y nuestros modos de vida.
¿Cómo ves el futuro de la conservación del océano?
Creo firmemente que el futuro de la conservación de los océanos debe ser inclusivo y empoderado por mujeres y niñas. Es esencial que las mujeres se organicen en sus comunidades y países para tomar decisiones y desarrollar soluciones a los retos ambientales que enfrentamos actualmente. Para lograr esto, creo que es importante romper con la discriminación de mujeres en distintos sectores de la sociedad, así como con la terrible tendencia de decidir a qué deben dedicarse las mujeres y qué deberían hacer o no. Sea cual sea las opciones que tengamos y decisiones que tomemos, podemos influir enormemente en mejorar y promocionar activamente la conservación de los océanos, la sostenibilidad y la acción climática.
Por ejemplo, en el área de las ciencias, las mujeres aportan perspectivas únicas y pueden impulsar investigaciones innovadoras en la conservación marina, impulsando el enfoque de género que tradicionalmente ha sido ignorado por los hombres.
A nivel empresarial y en el sector de la economía, las mujeres desarrollamos negocios sostenibles que protegen los recursos marinos y fomentan prácticas responsables. Además, la misma perspectiva de género permite dar oportunidades laborales y beneficios a mujeres que quieren trabajar.
En cuanto al sector de la política, en roles de liderazgo político, las mujeres podemos influir en políticas públicas que promuevan, como dije anteriormente, un cambio de paradigma sobre cómo el ser humano se entiende a sí mismo como parte de la naturaleza, lo cual conlleva a cambios en las decisiones de cómo “administramos” la misma. Políticas públicas y leyes de concienciación y conservación de la naturaleza, incluyendo el clima, son necesarias, pero la implementación, que va de la mano con la voluntad política, es decisiva para tener efectividad.
En cuanto al hogar, y creo que este es el oficio más subestimado y actualmente despreciado, las mujeres desempeñan un rol fundamental en la sociedad. Nosotras, seamos madres, hermanas, madrinas, madrastras, abuelas o cuidadoras, educamos a las futuras generaciones, inculcando valores de respeto y cuidado hacia el medio ambiente. Creo que esta es la base de cualquier ser humano y de cualquier sociedad: el amor, cariño, cuidado, apoyo, valores y ejemplos enseñados en nuestra niñez y adolescencia.
La inclusión de mujeres en todos estos ámbitos no solo es un imperativo de justicia social, sino también una estrategia eficaz para asegurar un futuro sostenible para nuestros océanos. Con esto, no solo me refiero a las mujeres que viven en zonas marino-costeras, sino a todas.
El océano, al ser patrimonio de la humanidad, nos concierne a todos, no solo a quienes viven en comunidades marino-costeras. Es fundamental que integremos a todas las personas en la discusión, no solo a los científicos. Al hacerlo, generamos sinergias e ideas sumamente creativas para enfrentar los desafíos ambientales.
Por lo tanto, creo firmemente que al incluir a las mujeres y empoderarlas estamos invirtiendo en el futuro y apostando al éxito, ya que somos una fuerza profunda capaz de crear conciencia y soluciones prácticas. Esto incluye educar a la población, implementar políticas inclusivas y fomentar la participación de todos los sectores de la sociedad. En Venezuela decimos que «cada cabeza es un mundo,» y necesitamos a todos esos mundos pensando en cómo resolver los grandes problemas ambientales y sociales de manera integral y justa.
¿Cuáles crees que son las mayores amenazas para los océanos?
La mayor amenaza es la manera en que el ser humano entiende la naturaleza, específicamente los océanos, lo cual a su vez condiciona las decisiones que tomamos en torno a ellos. El cambio climático, la pérdida extensiva de diversidad biológica, la contaminación global y la sobreexplotación de recursos naturales (incluyendo a los peces) son un reflejo de cómo la actual cosmovisión define la manera en que nos relacionamos con nuestro entorno.
Si pudieras cambiar una cosa sobre la forma en que se aborda hoy la conservación del océano, ¿qué sería?
La mercantilización de la naturaleza, es decir, el querer medir y calcular todo para asignarle un valor monetario, es una de las principales problemáticas. Desde el punto de vista económico, entiendo la importancia de poder cuantificar el costo de la inacción en la conservación, así como el valor monetario de la conservación de ecosistemas. Sin embargo, más allá de un sistema meramente teórico, esta visión no refleja la realidad de que el dinero no puede comprar lo esencial: no podemos restaurar lo que destruimos, no podemos pagar para resarcir el daño causado ni compensar lo perdido.
¿Qué consejo le darías a otras mujeres o niñas que aspiran a trabajar en la conservación del océano?
¡Háganlo! Sean valientes, persistan, practiquen la sororidad, y disfruten el camino.
¿Tienes algún pensamiento o mensaje final que te gustaría compartir?
Cuando dejamos de preguntarnos si se puede o no, y comenzamos a preguntarnos cómo lo hacemos, en ese momento se abre una puerta a un universo infinito de posibilidades.
Esperamos que la historia de Mercedes Arevalo te haya inspirado tanto como a nosotras. No podemos esperar a saber más de su proyecto sobre mujeres, adaptación al cambio climático, ecosistemas y comunidades marino-costeras 😀
Puedes contactar con Mercedes en LinkedIn.
Si deseas conocer más historias de mujeres que están haciendo una diferencia en la ciencia y conservación marina, te invitamos a explorar más artículos en nuestro blog. ¡Juntas podemos lograr grandes cambios!