Desigualdad de género en el mar - Mujeres del Mar

Desigualdad de género en el mar

El mundo del mar ha sido históricamente liderado por hombres: piratas, capitanes, pescadores, marineros… Todos ellos forman parte del imaginario colectivo que creamos desde la infancia sobre qué personas dedican su vida al océano. Sin embargo, ¿qué pasa con las mujeres?

No nos referimos a sirenas ni a criaturas mitológicas marinas, sino a mujeres reales: biólogas, científicas, investigadoras, buzas, patronas de barco y capitanas. Ellas demuestran que las mujeres han tenido un papel activo en la historia del mar y que, a pesar de estar invisibilizadas, lo siguen teniendo en la actualidad.

Para comprender la desigualdad de género en el mar, hay que analizar cómo la educación y la socialización de género influyen en la construcción de roles y la división sexual del trabajo.

En julio de 2024 lanzamos una encuesta online que respondieron casi 500 mujeres de habla hispana e inglesa. En ella, les preguntábamos por su experiencia como mujeres del mar (¡entre otras muchas cosas!) y las respuestas que recibimos nos hicieron reflexionar…¿Te interesa? ¡Sigue leyendo!

NOTA: todos los testimonios que aparecen en esta publicación son testimonios reales de mujeres anónimas que han respondido nuestra encuesta.

¿Cómo influye el género en el trabajo del mar?

La idea de que hay trabajos y oficios exclusivos para hombres y otros solo para mujeres se conoce como la división sexual del trabajo. Esta división hace referencia a la manera en la que una sociedad organiza la distribución del trabajo entre las personas según su sexo.

A su vez, esta división está influenciada por lo que conocemos como el género. El género es un constructo social que establece cómo deben ser y comportarse las personas según su sexo asignado al nacer. Se desarrolla a través de los denominados roles de género. Estos definen las normas sociales que indican las funciones, comportamientos y expectativas que deben cumplir las personas en función de si son hombres o mujeres. Es decir, es lo que la sociedad espera de un hombre y una mujer por el simple hecho de ser hombre o mujer. De esta forma, a lo masculino se le atribuye todo lo relacionado con la agresividad, la fortaleza y la acción; y a lo femenino lo relacionado con la sensibilidad, la empatía y los cuidados. Esta socialización en género es aprendida y puede comenzar incluso antes del nacimiento.

Así, la categorización en “niño” o “niña” ya supone una serie de separaciones con motivo sexo-género: división de juguetes (construcción, lucha, y competición para los niños; muñecas, cocinitas y maquillaje para las niñas); división de ropa (pantalones para los niños; vestidos y faldas para las niñas) y división de colores (azul para los niños; rosa para las niñas). De forma menos explícita, también se les pide a los niños sean inteligentes, valientes y fuertes; y a las niñas que sean buenas, sensibles y amables.

De esta manera, se puede intuir que la división sexual del trabajo se va cociendo a fuego lento durante la infancia. Ante la pregunta, “¿qué quieres ser de mayor?”, los niños ya sueñan con ser policías, bomberos o cualquier profesión que implique fuerza física; y que las niñas sueñen con ser enfermeras, peluqueras o madres. Es decir, se educa a las niñas para que dediquen su vida a los cuidados – que son la base de las profesiones feminizadas– y a los niños para que sean poderosos y prestigiosos en su trabajo.

Algunas de las chicas de Coral Catch

Bajo estas imposiciones y aprendizajes, no es de extrañar que el mundo del mar esté dominado por hombres. En su infancia, muchas mujeres no pudieron fantasear con ser científicas marinas o capitanas de barco. Estos oficios estaban reservados para aquellos que poseían la fuerza, la valentía o la inteligencia necesaria para realizarlos. Por supuesto, en el imaginario colectivo, estas cualidades únicamente las poseen los hombres.

Mujeres del Mar

Aplicar la perspectiva de género en el análisis social de estas cuestiones permite visibilizar algunas prácticas, relaciones y construcciones sociales que naturalizan las desigualdades sociales entre hombres y mujeres y que se dan en distintas sociedades, contextos y momentos históricos.

En Mujeres del Mar, nos hemos puesto en contacto con mujeres de todo el mundo que se dedican al sector marino para conocer y visibilizar su realidad. Para ello, en julio de 2024 lanzamos una encuesta online que respondieron casi 500 mujeres de habla hispana e inglesa. Les preguntamos sobre las dificultades que se han encontrado a lo largo de su trayectoria profesional por el hecho de ser mujer.

¿Qué nos han contado?

Desigualdad de género en el mar

Entre las mujeres encuestadas se encuentran biólogas marinas, doctorandas, investigadoras, activistas, técnicas de laboratorio, profesoras, consultoras ambientales, instructoras de surf y de buceo, científicas marinas y medioambientales, estudiantes y observadoras de pesca, entre otras. A su vez, entre los países de origen de las encuestas se encuentran Alemania, Algeria, Argentina, Brasil, Cabo Verde, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, España, Estados Unidos, Francia, Guatemala, Honduras, México, Perú, Rusia, Sudáfrica y Venezuela.

Estas mujeres han conseguido dedicar su vida al océano. Sin embargo, han compartido con nosotras la desigualdad de género que se encuentran en su día a día en el mar. Entre los principales, hemos destacado los estereotipos de género, el techo de cristal y la conciliación laboral.

Estereotipos de género

La dificultad más común que se han encontrado las mujeres encuestadas en su desarrollo profesional es el cuestionamiento de sus capacidades por parte de sus compañeros. Muchas de ellas atribuyen este cuestionamiento a los estereotipos de género y al machismo arraigado al sector marino y a la sociedad.

Cuando obtuve mi certificación de buceo me di cuenta de que mi instructor y mis compañeros de estudios tenían una predisposición muy negativa hacia las mujeres en este campo. Arrastraban muchos estereotipos y adoptaban un modo de enseñar que me pareció muy machista e improductivo.

A menudo se me trata sin respeto y se cuestionan mis habilidades, simplemente por el hecho de ser mujer.

En su primer día de trabajo, mi compañero decidió darme un sermón sobre cómo estaba científicamente demostrado que las mujeres eran el sexo débil.

Un claro ejemplo de cómo afectan los estereotipos de género a su desarrollo profesional, lo encontramos en las dinámicas de trabajo que requieren fuerza física:

En mi trabajo nos enfrentamos a tareas de campo físicamente duras, conducimos barcos y hacemos de policía medioambiental. Todas son objeto de discriminación de género cuando eres mujer.

Se me felicita por mi aspecto en vez de por mi trabajo. Se sobreentiende que no soy capaz de participar en tareas físicas, sin preguntar.

Esta concepción de las mujeres como “el sexo débil” reproduce la idea de que las mujeres no sirven para labores exigentes físicamente, como la pesca, las embarcaciones o el buceo.

Además, los estereotipos de género y el machismo promueven el desprecio y la violencia hacia las mujeres. Esto hace que las trabajadoras no reciban el mismo trato que sus compañeros. Así lo expresan varias de las encuestadas:

En mi trabajo no tratan a las empleadas del mismo modo que a los empleados. De hecho, no respetan tanto a las mujeres. Hacen comentarios muy inapropiados sobre la maternidad, las emociones femeninas y nos dan abrazos.

Hay clientes que no te respetan o directamente no te ven como una figura a la que deban hacer caso. También hay centros de buceo que no contratan a mujeres directamente.

La pesca es un sector muy masculino que nos sigue infantilizando e infravalorando.

De esta forma, las mujeres encuestadas denuncian tener que estar luchando continuamente por ser visibles y respetadas en un entorno mayoritariamente masculino. Esto pone de manifiesto la necesidad de revisar los estereotipos de género que influyen en  en las dinámicas de trabajo y que afectan a la concepción que se tiene de las mujeres y a cómo esto les hace sentir.

 

Techo de cristal

Otra desigualdad de género con la que se han encontrado las mujeres del mar es el denominado techo de cristal. El techo de cristal hace referencia al conjunto de normas no escritas que impiden o limitan el ascenso laboral de las mujeres en su carrera profesional.

A pesar de mi larga experiencia, no he ascendido en mi trabajo. Esta situación es compartida con las mujeres del laboratorio. Solo los hombres acceden a puestos directivos, aunque no tengan mucha experiencia.

Como mujer, he tenido que luchar por todos los ascensos y aumentos salariales, mientras que los hombres obtienen un aumento estándar cada año, independientemente de su rendimiento.

El techo de cristal hace que se siga promoviendo una sociedad desigualitaria e injusta, en el que las mujeres son las principales afectadas. Las trabajadoras del mar afirman tener que esforzarse más que sus compañeros masculinos para tener el mismo reconocimiento. 

A veces, en puestos de trabajo relacionados con el océano, piden específicamente a un hombre. De entrada, descartan todo lo que puedas aportar al proyecto por ser mujer.

Conciliación laboral

Los roles de género imponen a las mujeres que se dediquen al hogar, a los cuidados y a la maternidad. Por ello, cuando una mujer decide ser madre y seguir desarrollándose profesionalmente, muchas veces la sociedad no le pone las cosas fáciles. Así, la conciliación laboral y familiar se convierte en todo un reto por el que las mujeres  siguen luchando cada día, también en el sector marino.

La falta de conciliación de la vida laboral y familiar es la mayor desigualdad relacionada con el género que he experimentado. La sociedad espera mucho de las mujeres.

Siempre tienes la sensación de que no haces lo suficiente en tu trabajo o por tu familia.

Sin las políticas y medidas necesarias, la maternidad sitúa a las mujeres en una posición de desventaja frente a los hombres. Las mujeres necesitan cambios estructurales que les permitan desempeñar sus funciones sin renunciar a sus derechos, aspiraciones y deseos.

Acciones que promueven el cambio

Con la intención de promover el cambio hacia un sector laboral más justo y luchar contra la desigualdad de género en el mar, pedimos a las encuestadas que describieran las acciones que consideran necesarias para mejorar la situación de las mujeres en la conservación marina.

Muchas de ellas pusieron de manifiesto la necesidad de implementar la perspectiva de género en la programación y la ejecución de proyectos. A su vez, esta perspectiva también se debería aplicar en la creación de entornos de trabajo seguros, libres de acoso y discriminación.

Para ello, las encuestadas exigen educación en igualdad de género para el sector marino. El objetivo es acabar con las conductas machistas por parte de los hombres y promover el empoderamiento en las mujeres. Una educación libre de estereotipos de género permite a las nuevas generaciones -y a las que llevan años dedicándose a esto- reducir los obstáculos para aspirar a un futuro acorde a las preferencias individuales de cada persona. Además, también ayuda a generar espacios libres de violencia y discriminación.

Finalmente, la mayoría de las mujeres encuestadas están de acuerdo en la necesidad de una mayor representación femenina en puestos directivos. Tener referentes de mujeres en todos los sectores laborales, especialmente en aquellos masculinizados, permite a otras niñas y mujeres desafiar los estereotipos de género y soñar con un campo de posibilidades más amplio. Así, promover el cambio supone visibilizar a las mujeres que dedican su vida al océano. Reconstruir el imaginario colectivo es el primer paso para acabar con la desigualdad de género.

Si te ha parecido interesante esta publicación sobre desigualdad de género en el mar y quieres conocer otros resultados de nuestra encuesta, escríbenos por aquí, a nuestro correo electrónico (info@mujeresdelmar.com) o a través de nuestra cuenta de LinkedIn.

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